Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

miércoles, 27 de octubre de 2010

SEIERSTAD: El librero de Kabul

"No tardé en notar que las mujeres guardaban silencio. La hermosa esposa casi adolescente de Sultán estaba sentada al lado de la puerta con un bebé en brazos, sin moverse ni decir palabra. La otra esposa estaba ausente esa noche. Las demás mujeres contestaban a preguntas y recibían elogios por la comida, pero en ningún momento tomaron la iniciativa en una conversación."
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"La superioridad de los hombres era algo tan inculcado que apenas se cuestionaba."
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"Dar una hija tan fácilmente significa que no vale nada y que la familia se alegra de librarse de ella. La espera y la indecisión aumentan el valor de la chica; la familia del varón tiene que ir varias veces a la casa de la muchacha y suplicar, convencer y traer regalos."
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"El islam es la religión salvadora que ha establecido la dignidad específica de la mujer: las mujeres no pueden permitirse atraer la atención de hombres inicuos que les dirijan miradas depravadas."
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"Prohibieron asimismo los zapatos con tacones altos, porque el taconeo amenazaba con distraer a los hombres."
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"Una vez dentro, es demasiado tarde para cambiar de opinión. Les quito el velo, el vestido, las sandalias, los pantalones y la ropa interior. Gritar es impensable: incluso si alguien viene en su auxilio, la culpa será de ella de todas formas, y saben que el escándalo les arruinaría la vida. Con las viudas no hay problema, pero si son chicas jóvenes, si son vírgenes, lo hago entre sus piernas, simplemente les pido que las aprieten. O lo hago por detrás, ya sabes, por detrás. Llegan con el velo y salen con el velo; nadie sospecha nada. Yo obtento lo que quiero y ellas se quedan con dinero para sus hijos."
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"El polvo se levanta y se arremolina, antes de volver a posarse en el suelo detrás de ella. El olor a polvo no abandona nunca el apartamento. Leila no se puede librar del polvo: sus gestos, su cuerpo, sus pensamientos son polvorientos. Barriendo logra al menos quitar las migas, los trozos de papel, la basura. Barre todas las habitaciones varias veces al día: como todo tiene lugar en el suelo, éste se ensucia enseguida."
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"Leila siente cómo su vida, su juventud y su esperanza se le escapan sin que ella pueda hacer nada por impedirlo. Su corazón es como una piedra pesada y solitaria condenada a ser machacada para siempre. Da media vuelta y llega a la puerta en tres pasos cerrándola tras ella sin ruido. Su corazón destrozado se queda atrás. Pronto se mezclará con el polvo que entra con el viento por la ventana para instalarse en las alfombras. Esa misma noche será ella misma quien tendrá que barrer su corazón y tirarlo al patio."

Asne SEIERSTAD, El librero de Kabul, Maeva, Madrid, 2003.