Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

jueves, 8 de agosto de 2013

PIGAFETTA: In hoc signo


Mandó traer una gran cruz con los clavos y la corona de espinas, delante de la cual nos prosternamos, imitándonos también los isleños. Entonces el capitán, por medio del intérprete, dijo a los reyes que esta cruz era el estandarte que le había confiado su emperador para plantarla allí donde pisase, y que, por consiguiente, quería elevarla en esta isla, a la cual el santo signo sería además favorable, porque todos los navíos europeos que en adelante la visitasen conocerían al verla que a nosotros nos habían recibido como amigos y no harían ninguna violencia ni a ellos ni a sus propiedades, y que en el caso de que alguno de ellos fuese hecho prisionero, no tendría más que mostrar la cruz para que en el acto le pusiesen en libertad. Añadió que era preciso colocar la cruz sobre la más elevada cima de las cercanías, a fin de que todos pudiesen verla, y que cada mañana debían de adorarla, pues siguiendo su consejo ni el rayo ni las tormentas les ocasionarían daños. Los reyes, que no dudaban de ningún modo lo que el capitán acababa de decirles, le dieron las gracias y le aseguraron por el intérprete que estaban muy satisfechos y que tendrían un gran placer en ejecutar lo que acababa de proponerles.

Antonio PIGAFETTA, Primer viaje entorno del globo, Espasa, Madrid, 2004.