Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

domingo, 22 de enero de 2012

SEBALD: El doctor Rambousek


El doctor Rambousek había venido a Wertach, no mucho después del final de la guerra, de una ciudad morava, creo que de Nikolsburg, en compañía de su pálida mujer y sus dos hijas adolescentes, Felicia y Amalia, lo que para él, y no me-nos para sus mujeres, supondría probablemente un destierro en el fin del mundo. No era extraño que aquel hombre pequeño, corpulento, siempre arreglado al estilo de la gran ciudad, fuese incapaz de establecerse en Wertach. Los rasgos de su rostro, velados, que parecían extranjeros y que con mucho como mejor se podían designar era con la palabra levantino, los párpados siempre hundidos a la mitad de sus grandes ojos oscuros, y todo su porte, que de algún modo reflejaba distanciamiento, dejaban pocas dudas de que era un ser desconsolado por naturaleza. Por lo que yo sé, el doctor Rambousek, en todos los años que pasó en Wertach, no logró trabar amistad con una sola persona.

W.G. SEBALD, Vértigo, Debate, Madrid, 2001.