Se sorpredieron los griegos que luchaban para los reyes persas cuando observaron aquella extraña costumbre de los hoceros lidios: antes de entrar en combate, los soldados que enviaba el sátrapa de Lidia se insultaban y, a veces, se inferían espantosas heridas. Comenzaban, pues, la lucha encolerizados y por ello eran temibles.
CLAUDIO ELIANO, Historias curiosas, Editorial Gredos, Madrid, 2006.
CLAUDIO ELIANO, Historias curiosas, Editorial Gredos, Madrid, 2006.