Cuando regresó de Italia, el soldado veterano Miguel de Cervantes se empeñó en cumplir ese destino literario soñado. Intentó todos los géneros literarios del momento: la novela pastoril (La Galatea), la poesía (el Viaje al Parnaso es su declaración de fracaso), la novela picaresca (Rinconete y Cortadillo), la novela bizantina (Los trabajos de Persiles y Sigismunda), el teatro. Y también escribió ese extraño artefacto que es el Quijote. En esta novela, uno de los personajes cuenta como está emborronando una novela de caballerías que, presumiblemente, nunca llega a terminar. Es de suponer que Cervantes está hablando de esa novela de caballerías que él tenía en el magín, que no escribió.
Julián RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, Gracián no apreciaba a Cervantes.
Ideal, lunes 23 de abril de 2012.
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