Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

martes, 11 de enero de 2011

CHRISTIE: Diez negritos

"Vera Claythorne, sentada en un vagón de tercera en compañía de cinco pasajeros, cerró los ojos con la cabeza recostada hacia atrás. ¡Qué calor más sofocante hacía dentro de aquel compartimiento!"
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"Vera Claythorne, que tenía claro su deber de secretaria, se apresuró a contestar."
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"Su mirada y su voz, ligeramente autoritaria, dejaban entrever la clase de trabajo que realizaba."
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"Miss Claythorne se adelantó, con aire competente."
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"Tendida en la cama, con los ojos muy abiertos, miraba fijamente el techo. Asustada por la oscuridad, no apagó la lámpara de la mesita."
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"La felicitaron por su coraje y sangre fría. Pero no Hugo, que solamente le miró a los ojos."
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"Entonces, mientras estaba de pie, aguzando el oído, una mano fría y pegajosa le agarró el cuello..., una mano mojada, que olía a mar."
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"Hugo estaría en Newgray todo el día y, cuando volviese, todo habría terminado."
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"No le gustaba aquel gancho en el techo. Le fascinaba, pues atraía irresistiblemente su mirada..., aquel gancho negro."
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"Vera experimentó un delicioso alivio. Por fin todo había terminado. No tenía que temer nada más. Se había acabado el sacar fuerzas de la nada."
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"¡Así de fácil era cometer un crimen! Pero después te perseguían los recuerdos."
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"Subió a la silla con los ojos bien abiertos y fjos fijos como los de una sonámbula. Hugo estaba esperando a que ella hiciese lo que tenía que hacer."

Agatha CHRISTIE, Diez negritos, Editorial Molino, Barcelona, 2004.