Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

martes, 26 de abril de 2011

MROZEK: La ovación

Camino del atril, le vimos cansado: arrastraba los pies y tenía los hombros caídos. No, el primer ministro no tenía que haberse molestado en venir a la cámara para presentar aquella ley. Preparó los papeles. Cuando el ujier le trajo el agua, se giró hacia el presidente de la cámara, una costumbre heredada de tiempos pasados.

-Señor presidente…

De pronto, se escucharon los primeros aplausos. En un instante, todos los diputados estábamos de pie y aplaudíamos. Incluso Kwietniewski. El primer ministro se echó un trago de agua. Trató de hablar, pero los aplausos se intensificaron.

Finalmente, recogió los papeles y caminó despacio hacia su escaño. Sólo cuando se sentó, comenzaron a amortiguarse un poco los aplausos. Diez minutos después, se extinguieron totalmente.

Andrzej NOWAK (ed.), Pequeña Polonia, El Olivo, Jaén, 2011.