
-¿Usted sin duda querrá ver el jardín?
—¿El jardín?
—El jardín de los senderos que se bifurcan.
En el fracaso es donde conoce el artista su verdadera relación con la obra: en la derrota, el general, sus faltas, y en la pérdida del favor, el hombre de Estado, la verdadera perspectiva política. La riqueza permanente debilita; el aplauso constante hace insensible; únicamente la interrupción procura al vario ritmo de la vida nueva tensión y elasticidad creadora, únicamente la desgraciada mirada profunda y extensa para la realidad del mundo. Enseñanza dura, pero enseñanza y aprendizaje es todo destierro: al débil le amasa de nuevo la voluntad, al indeciso le hace enérgico; al duro, mas duro aún. Nunca es el destierro para el verdadero fuerte una mengua: es siempre un tónico de su fuerza.
Kabil elevó los brazos al cielo e invocó a los espíritus de sus antepasados con un grito que asustó a los indígenas que le rodeaban. Se hizo un prolongado silencio, quebrado únicamente por el chisporreteo de los leños encendidos.
"Yo no había cometido actos contrarios al derecho internacional que reprocharme personalmente. Pero al mismo tiempo, había continuado prestando mis servicios como soldado junto a un criminal."
—Qué han cazado ustedes? ¿Águilas, leones...?
A veces le decía: "Padre, piense que...". En seguida me cortaba la frase: "Hijo, yo no tengo necesidad de pensar, yo soy funcionario".
Cuando los hombres acuden a las armas, la retórica ha terminado su misión. Porque ya no se trata de convencer, sino de vencer y abatir al adversario. Sin embargo, no hay guerra sin retórica. Y lo característico de la retórica guerrera consiste en ser ella la misma para los dos beligerantes, como si ambos comulgasen en las mismas razones y hubiesen llegado a un previo acuerdo sobre las mismas verdades. De aquí deducía mi maestro la irracionalidad de la guerra, por un lado, y de la retórica, por otro.
Me dan horror las mujeres que se meten en política. Y si además se inmiscuyen en las cosas militares, entonces resultan completamente insoportables.
Cuando finalmente el aparato despegó y ganó altura, tuve la impresión de volver a nacer. Pesaba 52 kilos, estaba hambriento, no me había afeitado ni lavado desde hacía semanas y llevaba puesto un uniforme sucio y desgarrado. Regresaba de muy lejos.
Yo hubiera recurrido con gusto a los curas si pudieran ayudarnos a interceptar aviones ingleses. Pero de momento nos resultan más útiles los hombres que sirven en nuestros cañones antiaéreos que los individuos que manejan el hisopo.
Et si tout commençait dans une "chambre à soi" (Virginia Woolf), une cave (l'idéal de Kafka), un grenier (celui des "enfants frivoles" de Vialatte), une tour ("l'arrière boutique" de Montaigne), une cabane (Thoreau au bord de l’étang Walden), "un petit coin très près où l'on est très loin"...
Hemos de reservarnos una trastienda muy nuestra, libre, en la que establezcamos nuestra verdadera libertad y nuestro principal retiro y soledad.