Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

jueves, 6 de septiembre de 2012

S.T.T.L. Horacio Vázquez-Rial



Sería un idiota si esto me cogiera por sorpresa, y un mentiroso si fingiera sorprenderme. He fumado más de cuarenta cigarrillos diarios durante medio siglo. Si fueran cincuenta, ya estaría contando por encima de los 900.000: Un millón de cigarrillos tituló su libro de recuerdos Marcello Mastroianni porque era lo que estimaba haber fumado en los 72 años que vivió. Bebió menos de lo que fumó, pero murió de cáncer de páncreas. Otros llegan a la misma situación sin haber inhalado humo de tabaco en su vida, por una inclinación genética o, quizás, un accidente de programación, pero es verdad que el tabaco mata.

Tengo la convicción de que, si no hay interrupciones injustas debidas a la violencia o a desviaciones accidentales del destino, la naturaleza, creación perfecta, nos prepara con el correr de los años para la muerte. Así como se ha demostrado que la percepción del paso del tiempo se acelera a partir de los cincuenta por un proceso hormonal, se demostrará finalmente que cambia en el mismo sentido nuestra noción de la vida y de su final inevitable: si a los veinte es una idea horrible, abismal, a los sesenta se considera su posibilidad como algo mucho menos tremendo, y he visto gente mucho mayor morir por decisión o renuncia o simple cansancio.

No tengo miedo a la muerte. Ninguno. Soy agnóstico, pero he vivido según la norma pascaliana, "como si Dios existiera". No temo, pues, al juicio divino ni a la nada.

Horacio VÁZQUEZ-RIAL, La muerte, es decir, la vida.

Libertad Digital, lunes 1 de agosto de 2011.


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