Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

jueves, 21 de junio de 2012

QUEZADA SORIANO: Los burleros



Son difíciles de desenmascarar, pues, o bien se burlan de ellos mismos, con lo cual no son auténticos burleros (Nasmeshnik, 2004), o bien son burleros esporádicos, que actúan ocasionalmente. Los auténticos burleros viven de la causticidad, la necesitan, día a día; se sienten superiores, por lo que deben burlarse de otros: el escarnio constituye su alimento (Scoffer, 1987).

Nasmeshnik (2004) distingue dos clases de burleros: los primarios y los secundarios. Los secundarios son los más abundantes. Se dejan influir por los primarios, que son sutiles y agudos, crudelísimos; en ocasiones, los burleros secundarios suelen ser el objeto de mofa de burleros primarios. Por lo tanto, los más aviesos son los burleros primarios: actúan como un cáncer, son destructivos. Los burleros secundarios no son tan peligrosos, pues a menudo les falta el ingenio para encontrar algo de lo que burlarse: deben guiarse por lo que les dicen los burleros primarios, por lo que escuchan de ellos.

Lemoqueur (2006) habla también de burleros terciarios y cuaternarios, pero la mayoría de los autores no encuentra aceptable el sistema clasificatorio de este controvertido psicólogo canadiense (Naśladujący, 2008).

Hay prestar mucha atención a los burleros, pues casi siempre la burla nace de un complejo, de un temor, de una psicosis, de un miedo, de una obsesión. Y burlas y sarcasmos pueden llegar a ser nocivos.

J.A.B. QUEZADA SORIANO, Breve introducción a la psicología, Editorial Sisti, Caracas, 2010.