Puede que alguien se pregunte: “Si Dios todo lo sabe, ¿cómo es posible que no supiera lo que iba a ocurrir?”. Es cierto que la sabiduría de Jehová incluye la capacidad de saber “desde el principio el final” (Isaías 46, 9-10). Pero eso no significa que siempre utilice esa capacidad, tal como no tiene por qué usar siempre todo su poder. En su sabiduría, él decide cuándo saber lo que va a pasar y cuándo no. Y solo lo hace si lo considera apropiado.
Su caso es parecido a lo que nosotros podemos hacer cuando estamos viendo un encuentro deportivo que alguien nos ha grabado. Si lo deseamos, podemos ir directamente a los últimos minutos para enterarnos del resultado final. Pero no tenemos por qué hacer eso, ¿verdad? Al fin y al cabo, lo más probable es que queramos ver el partido desde el principio. Pues bien, de un modo similar, el Creador decidió no averiguar por anticipado qué terminarían haciendo Adán y Eva. En lugar de eso, prefirió esperar y ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
La rebelión de Edén, que dio lugar al sufrimiento, el pecado y la muerte, fue provocada por Satanás. Por esa razón, en la Biblia se le llama “homicida”. Pero también es un “mentiroso y el padre de la mentira” (Juan 8,44). Con la peor de las intenciones, trata de cuestionar la buena fe con que obró nuestro amoroso Creador. Quiere que creamos que fue Dios quien tuvo la culpa del pecado original.
Lo cierto es que Jehová tenía un buen motivo para no conocer por anticipado si nuestros primeros padres iban a fallar: el amor. Esa es la cualidad más sobresaliente de su personalidad, pues Juan 4, 8 asegura que “Dios es amor”. El amor es un sentimiento optimista: espera lo mejor de la gente. Por esa razón, Jehová esperaba y quería que a Adán y Eva les fuera bien.
Y aunque ellos eran libres de tomar malas decisiones, Dios prefería no sospechar de aquella pareja perfecta. Él les había dado todo lo que necesitaban, tanto en sentido material como en sentido moral. Lo natural era que, a cambio, ellos le ofrecieran su amor y su obediencia.
En resumen, hemos visto que cuando Jehová creó a Adán y Eva, no sabía que iban a pecar. Por supuesto, le dolió mucho ver su desobediencia y los terribles efectos que esta provocó. Pero tenía claro que la situación no duraría para siempre y que su propósito para la Tierra y los seres humanos no dejaría de cumplirse. Ahora bien, ¿cómo se hará realidad dicho propósito? ¿Qué debemos hacer para beneficiarnos de su cumplimiento? Si desea averiguarlo, le animamos a seguir aprendiendo sobre este tema.