El 17 el Emperador tomó su primera lección de inglés. Y como mi principal objeto se dirigía a ponerle en estado de leer los papeles públicos, principié por hacerle conocer una gaceta inglesa, estudiando el sistema que se sigue constantemente en su composición, separando los anuncios y noticias sueltas de la parte política, y en esta última, aprendiendo a discernir lo que es auténtico de las noticias vagas.
Teniendo el Emperador la constancia de sufrir diariamente fastidio de semejantes lecciones, me obligué a que al cabo de un mes pudiese leer las gacetas por sí solo y sin el auxilio ajeno. Luego el Emperador quiso hacer algunos temas; escribía frases dictadas, y las traducía en inglés con el auxilio de un estadito, que le había hecho para el conocimiento de los verbos auxiliares y los artículos, y el diccionario para otras palabras que él mismo buscaba. Le explicaba las reglas de la sintaxis y de la gramática a medida que se iban presentando y, siguiendo este sistema, hizo algunas frases, que le divirtieron más que las traducciones que quisimos también ensayar. Acabada la lección, fuimos a pasear al jardín.
Emmanuel DE LAS CASES, Memorial de Santa Helena, Esplandián Editores, Madrid, 1998.