Es mejor y casi más seguro el Estado en el que gobierna un mal príncipe que aquél en el que los amigos del príncipe son malos, puesto que un solo hombre malo puede ser corregido por muchos, si son buenos; en cambio, muchos hombres malos no pueden ser corregidos por uno sólo, aunque sea bueno.
Historia Augusta, Akal, Madrid, 1989.