Ahora recuerdo que en una oportunidad vinieron unas amigas del señor y le ayudaron a poner un poco de orden y de paso para tirar un montón de papeles que no servían. Lo cierto es que al día siguiente el señor estaba como loco porque no podía encontrar una carpeta con un montón de papeles que al parecer iban a ser para un libro. Me hizo buscar por toda la casa y esa carpeta nunca apareció. Las señoras tampoco aparecieron más porque el señor se quedó muy enojado con ellas.
Pobre señor, unos años después le volvió a pasar lo mismo, en otro episodio que lo llenó de angustia. Cuando volvió de un viaje por Estados Unidos, que había hecho con María, estaba muy inquieto porque le habían robado un bolso donde tenían algunas pertenencias. Pero realmente lo que más le molestaba era que en el bolso tenía el manuscrito de un libro que recientemente había terminado y no lo pudo recuperar más.
Epifanía UVEDA DE ROBLEDO, Alejandro VACCARO, El señor Borges, Edhasa, Barcelona, 2004.