Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

martes, 9 de agosto de 2011

GRISHAM: Trevor

Jan llamó cortésmente con los nudillos a la puerta de Trevor y después entró sin más.

-Despierta, imbécil! -murmuró apretando los dientes.

-¿Qué ocurre? -dijo Trevor, levantándose como si estuviera a punto de liarse a puñetazos con ella.

En realidad, no estaba durmiendo, sino leyendo un ejemplar atrasado de People.

-Sorpresa! Tiene un cliente.

-¿Quién es?

-Un hombre cuya mujer fue embestida por un camión de la Texaco hace doce días. Quiere verlo inmediatamente.

-¿Está aquí?

-Sí. Cuesta creerlo, ¿verdad? En Jacksonville hay tres mil abogados y este pobre desgraciado ha venido a parar aquí. Dice que se lo ha recomendado un amigo.

-Y usted, ¿qué le ha dicho?

-Le he aconsejado que se busque otros amigos.

-Vamos, déjese de bromas, ¿qué le ha dicho?

-Que está ocupado con una declaración.

-Hace ocho años que no me ocupo de ninguna declaración. Hágale volver.

-Calma. Voy a prepararle un café. Usted finja estar terminando algún asunto importante aquí atrás. ¿Por qué no ordena un poco el despacho?

-Usted encárguese de que no se largue.

-El conductor de la Texaco estaba borracho -añadió Jan, abriendo la puerta-. Procure no cagarla.

John GRISHAM, La hermandad, Círculo, Barcelona, 2000.