Rómpense las alianzas por interés y utilidad, y en este caso las repúblicas son desde la Antigüedad más fieles a los tratados que los príncipes. Pueden citarse ejemplos de príncipes que han faltado a la fe por pequeños motivos de interés, y de repúblicas que ni por grandes ventajas lo han hecho. Temístocles dijo a los atenienses reunidos en asamblea que tenía un proyecto utilísimo a su patria y no podía descubrirlo, porque en tal caso desaparecería la ocasión de realizarlo. El pueblo de Atenas eligió entonces a Arístides para saber el secreto y determinar conforme a lo que el proyecto le pareciera. Temístocles le demostró que, fiando en los tratados, todo el ejército griego se encontraba en situación de ser fácilmente ganado o destruido, lo cual haría a los atenienses árbitros de Grecia. Arístides refirió al pueblo que el proyecto de Temístocles era utilísimo, pero deshonroso, y el pueblo lo rechazó. No hubieran hecho tal cosa Filipo de Macedonia y otros príncipes que han buscado y adquirido mayores utilidades faltando a la fe que respetándola.
Nicolás MAQUIAVELO, Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio, Gredos, Madrid, 2011.