Mi hermano mayor tenía a los dieciséis años un viejo Ford que utilizaba como ayuda en su carrera de Don Juan de la Décima Avenida. Un día, mi madre le pidió que la acompañara al mercado, situado en la confluencia de la Novena Avenida con la calle Cuarenta, a unos cinco minutos en automóvil. Mi hermano, que tenía otros planes, le dijo que tenía que ir al ferrocarril. El trabajo era una excusa aceptable, incluso para ahorrarse asistir a un entierro. Pero una hora después, al salir mi madre a la puerta de casa, vio a mi hermano dentro del coche acompañado de tres muchachas del barrio, dispuestos los cuatro a dar un paseo. Desgraciadamente, sobre la acera había una piedra de buen tamaño. Mi madre dejó en el suelo el bolso de cuero negro que utilizaba para ir a la compra y cogió la piedra con ambas manos. Ante nuestro miedo y asombro, golpeó con fuerza el guardabarros del automóvil, arrancándolo. Luego tomó su bolso y se dirigió a la Novena Avenida, a hacer la compra.
Mario PUZO, Los documentos de El Padrino, Grijalbo, Barcelona, 1973.
Mario PUZO, Los documentos de El Padrino, Grijalbo, Barcelona, 1973.