Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

lunes, 13 de junio de 2011

ESLAVA GALÁN

"Toda palabra que pueda ser pecaminosa se sustituye por una equivalencia inocente o se suprime. El español, la lengua del Imperio, dispone de recursos para expresar cualquier concepto sin ofender a la moral."

"La radio y la prensa se ocupan de airear, incluso con aumentos, cualquier mala noticia que proceda del extranjero (inundaciones, descarrilamientos, alumbramientos monstruosos), al tiempo que minimizan u ocultan las malas noticias de ámbito nacional."

"Es seguro que Stalin fue al infierno. A finales del año 1952, el ministro de Informaciones, Gabriel Arias-Salgado, comunicó a un grupo de periodistas que, según informes fidedigno, el dictador ruso estaba en comunicación directa con el diablo. Al parecer, el maligno se le aparecía en el fondo de un pozo petrolífero abandonado de Bakú. Stalin seguía las luciferinas instrucciones al pie de la letra y eso explicaba sus éxitos pasajeros."

"Bien, venga el material, el necesario, pero no dejemos de fomentar nuestros valores morales, que si en la pasada contienda nacional se cazaban tanques con una simple botella de gasolina y a cuerpo limpio, ya inventaremos otra táctica para el futuro en que, con parecidos medios, nos defenderemos y venceremos a nuestros adversarios."

"Usted se arruinará, pero que conste que yo le he salvado el alma, que es más importante que la hacienda."

"Lo que se envidia de España es su hombría: lo que el hombre técnico, fisiócrata, clubman, maltusiano y spenceriano, liberal y maquinalístico, capitalista o socialista, confortable y frigorífico, filántropo de gatos y pardo puritano, no le perdona al español es que sea, a más, hombre."

"Gracias a los desvelos de la censura estoy en condiciones de anunciaros que los españoles se masturban menos que durante la Segunda República."

"Vive en una pensión con olor a coliflor cocida."

"¡Castigo eterno, niñas, castigo sin fin! ¡Fuego en las carnes, plomo derretido en la boca, espadas que se atraviesan, mazos que te trituran los huesos, serpientes venenosas, repugnantes, viscosas, que te introducen en la boca y te muerden en la lengua, cuchillos que te tajan las carnes hasta convertirlas en picadillo sanguinolento, espuertas de sal vertidas en las heridas abiertas, humo que ahoga los pulmones!"

"Un buen día Inmaculada echó una rata muerta en la tinaja del aceite del año y salió con la cabeza cubierta por un velo camino de los ejercicios espirituales para criadas, en los que la señora la inscribía todos los años, pero en lugar de dirigirse a la iglesia se encaminó a la estación de ferrocarril, se compró un billete y se presentó con lo puesto en la pensión madrileña donde vivía una prima suya."

"Cuarenta afiliados de las Falanges Juveniles de Franco trasladan a hombros un sillar de doscientos kilos desde el santuario de Santa María de la Cabeza. El objetivo es transportarlo hasta el pico más alto de España, el Mulhacén."

"¡Vaticano y americanos! A cada español le corresponden diez dólares y cien indulgencias."

"Coge el tren en Espeluy y se sienta al lado de un hombre enteco, fiado en que los delgados ocupan menos espacio y sudan menos. Al rato se percata de que el vecino se rasca mucho en las muñecas y detrás del cogote."

"Lo que más me gusta es la hamburguesa, que es como una albóndiga grande aplastada, con un churretazo de salsa encarnada y otro de amarilla: los americanos han tenido el detalle de ponerle los colores de nuestra bandera nacional."

"El Jaén, también conocido como el Trepabarcos, por las cifras exageradas de hundimientos que atribuía a los submarinos alemanes, al principio de la guerra mundial. Un impertinente lector llevó la cuenta y al final de la guerra resultó que triplicaban el tonelaje mundial."

"Lo mira todo con asombro de niña. A sus cuarenta años es la primera vez que sale del pueblo. Olivares. Hazas de pan llevar. Barbechos. Chimeneas arruinadas de las minas antiguas. Pasada La Carolina, el tren se interna por las gargantas de Despeñaperros, murallones de peñascos grises matizados de musgo y matojos verdes."

Juan ESLAVA GALÁN, De la alpargata al Seiscientos, Planeta, Barcelona, 2010.