Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

lunes, 20 de junio de 2011

KOESTLER: El cero y el infinito

"Un golpe sordo le dio en la nuca. Lo esperaba desde hacía mucho tiempo, y, sin embargo, le cogió de improvisto."

"Debajo de la confortable manta se sentía casi feliz y no temía más que una sola cosa, tener que levantarse y moverse."

"Se hallaba devorado por el deseo de probar su inocencia."

"Respetables viajantes de comercio, con falsos pasaportes y maletas de doble fondo, llegaban del extranjero; eran los delegados. Habitualmente eran arrestados, torturados y decapitados."

"Todos nuestros principios eran buenos, pero nuestros resultados han sido malos."

"Conocen las cárceles europeas tan bien como los viajantes de comercio conocen los hoteles."

"El individuo no era nada, el Partido lo era todo; la rama que se arranca de un árbol debe secarse."

"Como has observado muy justamente, tenemos la costumbre de emplear siempre el plural nosotros y de evitar en lo posible la primera persona del singular."

"Déjame que a mi vez te haga otra pregunta. ¿Crees tú realmente eso o haces como si lo creyeras?"

"Desde luego, yo no esperaba que aceptases enseguida. Una conversación de esta clase suele tener efectos retardados."

"Ya sólo faltaba publicar una nueva edición corregida y revisada de la colección completa de todos los periódicos."

"Anualmente mueren varios millones de seres humanos sin ninguna utilidad, por epidemias y otras catástrofes naturales. ¿Y nosotros vamos a retroceder por el sacrificio de algunos centenares de miles en pro de la experiencia más prometedora de toda la historia?"

"Representaba a la nueva generación; la vieja debía pactar con ella, o verse aplastada."

"Era una generación gastada por los años de lucha clandestina, roída por la humedad de los calabozos donde había transcurrido la mitad de su juventud; desecada espiritualmente por el permanente esfuerzo nervioso que exigía el temor físico del que nunca se hablaba, pero que cada uno tenía que dominar por sí mismo durante años, durante docenas de años. Era una generación gastada por los años de destierro, por la actitud de las facciones dentro del Partido, por la ausencia total de escrúpulos con que era perseguida; gastada por las derrotas incesantes y la desmoralización de la victoria final."

Arthur KOESTLER, El cero y el infinito, Debolsillo, Barcelona, 2011.