Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

sábado, 4 de junio de 2011

RODRÍGUEZ JIMÉNEZ: La mujer del ministro

La ruidosa moto se fue alejando, dejando un maléfico olor a gasolina quemada. Ni siquiera se había fijado en el rostro del motorista. Todavía no había abierto el sobre, pero sabía lo que contenía, pues su predecesor, cuando fue al ministerio a recoger, le había dicho que aquello sucedería, que llegaría el oscuro motorista con la carta de frío agradecimiento por los servicios prestados. Sin ninguna explicación.

Se preguntó si tendría que asistir al acto que habían programado para el mediodía. Probablemente no. Quizá su sucesor ya estuviera nombrado y camino del despacho del ministerio. Sintió, de pronto, un alivio inmenso. Siete años atrás, fue toda una sorpresa que llegara el nombramiento, e incluso hubo rumores de que se había querido nombrar a un catedrático de Granada, pero que, por alguna razón, habían confundido los nombres. No tendría que aguantar más a los secretarios, ni asistir a más inauguraciones, ni recibir a más peticionarios ni solicitantes. Quizá con un poco de suerte podría regresar a sus libros y a su cátedra. (Sabía que esto último no sería posible.)

Quedaba explicárselo a su mujer. Lo duro sería explicárselo a su mujer, que ya no sería, nunca más, la mujer del ministro.