Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

jueves, 15 de marzo de 2012

HERVÁS: El traidor



Al otro lado del campo, surgió un numeroso grupo de celtas que, apresurados, se dirigían hacia él. Se echó al suelo, pues entre ellos había entrevisto a uno de los mercenarios de su padre. ¿De modo que ese había sido el traidor? El joven musitó una maldición en idioma púnico. Quizá, si hubiera tenido un arma, se habría abalanzado sobre él. Pero no tenía ni un simple cuchillo.

Los celtas se detuvieron a unos pasos de él, peligrosamente cerca: los perros parecían haberle husmeado. Alguien llegó a caballo.

-¿Qué les pasa a los perros? ¡Que se estén quietos!

Aquellas palabras dichas en griego sorprendieron al joven.

-¿Qué es lo que buscan esos cerdos celtas? ¡Vámonos! Diles que se den prisa.

-Están buscando una piedra –dijo una vacilante voz con acento celta- La llevaba su jefe.

-¿Una piedra? No me importa. Tenemos que partir. No podemos perder aquí ni un instante más.