Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

martes, 27 de marzo de 2012

CRICHTON: Sendos Rolex, voluminosos y macizos

Chris pasó el rato tratando de cruzar una mirada con Kate. A la luz de las velas, sus facciones angulosas -que a pleno sol ofrecían un perfil muy acusado, incluso severo- se atenuaban notablemente. De improviso, la encontraba atractiva.

Pero ella no lo miraba. Tenía puesta toda la atención en sus dos amigos, los agentes de bolsa. Típico, pensó Chris. Dijeran lo que dijesen, las mujeres sólo sentían atracción por los hombres con dinero y poder. Incluso tratándose de un par de sujetos vulgares y desquiciados como aquéllos.

Sin darse cuenta, Chris se concentró en sus relojes. Los dos agentes de bolsa lucían sendos Rolex, voluminosos y macizos, con las cadenas muy holgadas, de modo que colgaban de la muñeca y se deslizaban pesadamente arriba y abajo como pulseras de mujer. Era un signo de indiferencia y riqueza, una informal dejadez que inducía a pensar que vivían en vacaciones permanentes. Ese detalle le molestó.

Cuando uno de ellos empezó a juguetear con su reloj, haciéndolo girar en torno a la muñeca, Chris vio colmada su paciencia. De pronto se levantó, pretextó entre dientes que tenía que volver al yacimiento, y se marchó rue Tourny abajo en dirección al aparcamiento situado en la periferia del barrio antiguo.

Michael CRICHTON, Rescate en el tiempo (1999-1357), Plaza y Janés, Barcelona, 2000.