
Trabajar de noche me ha hecho tener un sueño difícil de conciliar y fácil de romper. Antes de tener horarios nocturnos soñaba con la resolución de un problema matemático que tenía que encontrar a través de una especie de gincana dentro de la maquinaria de un reloj. Luego, ya trabajando de noche, este sueño se ha alternado con otro: estoy en una estación rodeada de gente que me conoce y que ve cómo me roban el bolso que contiene mi billete de vuelta a casa... ¡Y nadie dice o hace nada!