Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

lunes, 2 de abril de 2012

ROMERO: El francotirador



El soldado vio de nuevo al policía pedaleando por el accidentado carril. Lo que había ido a hacer, lo había hecho y regresaba. Apuntó cuidadosamente, aunque le costaba concentrarse. No se podía quitar de la cabeza todo lo que el disparo desencadenaría: el ministerio de Defensa diría que el policía se había acercado a la valla más de lo que marcaban las condiciones del armisticio; el ministerio del Ejército Popular vocearía su indignación por el incremento de la escalada militar en el Sur.

El soldado casi no se sorprendió cuando falló el primer disparo. Incluso sospechó que había querido fallar. Calculó que la bala había pasado a unos centímetros por detrás de la cabeza del policía, que ni siquiera había notado nada. Al menos seguía pedaleando voluntariosamente.

Esta vez apuntaría a la nariz. Preparó el arma y acarició el gatillo. Si fallase dos veces tendría que dar muchas explicaciones, no sólo al capitán Do Su-hui, su inmediato superior, sino también al comandante del distrito, el general Choi Yong-gui. Quizá le pidieran un informe por la bala perdida.

Aguantó el blanco durante diez segundos.

Plácido ROMERO, Fantasías bélicas, Diputación Provincial, Jaén, 2007.